Las fibras de diversas fuentes son un componente común de los alimentos para cerdos. Proporcionan un medio para utilizar materiales vegetales producidos localmente que a menudo son un subproducto de la industria de alimentos o bebidas. 

Hace tiempo que se reconoce el valor de una dieta rica en fibra en términos de producir saciedad. Sin embargo, la adición de fibra puede reducir la ingesta de alimento, lo que es claramente perjudicial durante las etapas del ciclo de producción cuando las necesidades de nutrientes son altas, por ejemplo, en lechones en crecimiento y durante la lactancia. 

Más recientemente, se ha descubierto que la fibra promueve nuevos beneficios para los sistemas de producción porcina, particularmente dada la reducción del uso de antimicrobianos en todo el mundo, la preocupación por el bienestar de los animales alimentados con una dieta restringida y la necesidad de garantizar que dichos sistemas sean más respetuosos con el medio ambiente. Por ejemplo, la inclusión de fibra dietética puede alterar el microbiota intestinal, favoreciendo una microflora más benéfica y reduciendo así la necesidad de utilizar antibióticos, mientras que la adición controlada de ciertos tipos de fibra puede reducir las emisiones de nitrógeno al medio ambiente y, por tanto, reducir el impacto medioambiental de la producción porcina.

Quizás la mayor oportunidad para el uso de dietas altas en fibra sea mejorar la eficiencia reproductiva de los cerdos. El aumento de fibra dietética antes del servicio mejora la maduración de los ovocitos, la supervivencia prenatal y el tamaño de la camada.

Composición de la fibra dietética

La fracción fibra de los alimentos es muy heterogénea e incluye componentes solubles fácilmente fermentecibles (fructanos, gomas, pectinas), y moléculas estructurales potencialmente degradables (celulosa, hemicelulosa) junto a sustancias de protección de la pared celular prácticamente indigestibles, tales como cutina y lignina (Figura 1).

Además, ciertos componentes de las materias primas pueden considerarse como parte de la fracción fibra desde un punto de vista bien estructural, bien digestivo (almidón resistente, oligosacáridos, proteínas ligadas a la fibra). Por ello, la fibra dietética resulta difícil de definir, amén que su determinación analítica es compleja.

Figura 1: Representación esquemática de la composición de los hidratos de carbono, fibra y polisacáridos no amiláceos (PNA) según el método de Van Soest (FND: fibra neutro detergente; FAD: fibra ácido detergente; LAD: lignina ácido detergente)

En general, la presencia de fibra reduce el valor energético de los alimentos de forma directa, o indirecta a través de su influencia sobre la utilización de otros nutrientes. Además, la fibra puede afectar la palatabilidad del alimento y consecuentemente, su consumo. Sin embargo, su utilización es recomendable durante la gestación dado que produce saciedad y favorece el bienestar, entre otros efectos beneficiosos.

La inclusión de fibra en los alimentos para cerdas estimula la velocidad de tránsito digestivo en relación proporcional a su contenido en FDN (fibra detergente neutra) en forma de partículas largas, disminuyendo así la incidencia de constipación. Cabe destacar que, por lo general, el tránsito digestivo se ve afectado en cerdas hacia el final de la gestación, lo cual puede comprometer el normal progreso del parto y la lactancia. La constipación puede causar también disbiosis, esto es, una alteración en la composición y diversidad de la microbiota intestinal normal, aumentando la proporción de bacterias que causan problemas digestivos u otros problemas de salud. Al mismo tiempo, la fibra causa saciedad, disminuyendo el estrés y ayudando a restringir el consumo de energía en cerdas gestantes previniendo problemas de sobrealimentación y exceso de peso al momento del parto.

Asimismo, la proporción de fibra fermentable está asociada principalmente con contenido de fibra soluble (positivamente) y el de lignina (negativamente), y se relaciona con cambios en el medio intestinal que ayudan a controlar la flora digestiva patógena. Estos cambios se asocian al efecto modulador de la fibra sobre la microflora intestinal, ya que la fibra representa un sustrato esencial para la fermentación por parte de bacterias beneficiosas, aumentando la producción de ácidos grasos volátiles y disminuyendo el pH del intestino.

De esta manera entendemos que ambos tipos de fibras, soluble poco lignificada, como la pulpa de remolacha, e insoluble lignificada, como la cáscara de avena afectan la salud intestinal del cerdo a través de mecanismos diferentes: aumentando la producción de ácidos grasos volátiles como resultado de la fermentación en el intestino grueso en el primer caso, y mejorando la motilidad y funcionalidad de las paredes digestivas en el segundo. En ambos, el resultado es una microbiota intestinal más equilibrada, más diversa y con menor proporción de bacterias patógenas.

La inclusión de fibra en dietas de gestación también influye sobre el desempeño de las cerdas durante la lactancia. Así, se ha demostrado en trabajos recientes que la inclusión de alimentos fibrosos en las dietas de gestación favorece el consumo de alimento durante la lactancia, probablemente debido al efecto modulador de la fibra sobre la flora microbiana patógena que aumenta notablemente al final de la gestación, causando inflamación y otros efectos adversos que disminuyen el consumo.

Fuentes de fibra disponibles en Argentina y niveles de inclusión en las dietas para cerdas en gestación

A la hora de incluir fibra en una dieta para cerdas gestantes, debemos tener en cuenta los valores mínimos y máximos de fibra bruta y FDN presentes en el producto que se desea utilizar, y que son necesarios para ver sus efectos beneficiosos sobre la fisiología animal, pero sin llegar a comprometer la eficiencia nutricional o el consumo voluntario de energía. A continuación, presentamos cuáles son las fuentes de fibra disponibles en nuestro país, sus características y niveles de inclusión recomendados en gestación:

La gran mayoría de estos productos se presenta en forma de harina o pellet y deben ser analizados previamente para evitar problemas con micotoxinas y/o rancidez, entre otros controles más específicos según la fuente de fibra que se utilice.

Otras opciones

En el mercado existen otras opciones que son concentrados de fibra, provenientes de la industria de la madera y de la producción de etanol. Son fibras funcionales con una alta capacidad de retener agua en su estructura, logrando generar la sensación de saciedad física del apetito.

Conclusiones

El uso de alimentos fibrosos en la etapa de gestación tiene sobrado respaldo técnico, por lo cual debemos enfocarnos en buscar la mejor fuente de dicho ingrediente, lo cual debe estar basado en la oferta, la proximidad, la continuidad de abastecimiento, su inocuidad, capacidad y facilidad de almacenamiento y precio a la hora de elegirlo.

*Referencias disponibles a su solicitud

M.V. Rodrigo Plá – Responsable de Cuentas Estratégicas, Nutrifarms
rodrigo.pla@nutrifarms.com.ar