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Sin ensayos no hay certezas: Validación en condiciones reales de producción 

Cuando hablamos de ensayos en producción animal nos referimos a un proceso planificado y controlado en el cual se prueba una hipótesis o se evalúa el efecto de un cambio (por ejemplo, una nueva dieta, un aditivo, un protocolo de manejo) sobre un grupo de animales, comparándolo contra un grupo control.

En la producción porcina moderna, el manejo nutricional representa uno de los factores más críticos tanto para el rendimiento productivo como para la rentabilidad. Por eso es indispensable validar el efecto de una dieta sobre el desempeño productivo mediante ensayos bien diseñados, y correctamente ejecutados. A través de un ensayo buscamos generar evidencia confiable, basándonos en un método científico, que nos permita tomar decisiones de manera más acertada.

¿Es posible realizar un ensayo en condiciones de campo?

Aunque parezca poco sencillo, la respuesta es simple: sí se puede y es necesario hacerlo.

Los ensayos a campo son fundamentales porque permiten probar estrategias, productos o formulaciones nutricionales en condiciones reales de producción, fuera del ambiente controlado de un laboratorio o una granja experimental.

Si bien los ensayos realizados bajo condiciones estrictamente controladas son esenciales para generar información básica, la realidad es que los cerdos en condiciones comerciales están expuestos a una gran cantidad de variables que influyen sobre su desempeño y que pueden alterar el comportamiento de, por ejemplo, una nueva dieta, producto o tecnología. Estas variables incluyen diferentes condiciones de manejo, ambiente, estatus sanitario, genética, entre otras.

Por lo tanto, se considera que los ensayos a campo son la mejor forma de evaluar una respuesta productiva, el impacto económico real y validar una estrategia nutricional y cómo la misma interacciona con otras variables presentes en la granja.

Características clave de un ensayo comercial ideal

  1. Objetivo claro y definido. Este es el punto de partida, ya que define el fin del ensayo, el objetivo plantea qué es lo que se quiere evaluar. Un ensayo sin un objetivo claro resulta inútil, costoso e inconcluso. Debemos saber de antemano qué buscamos, para qué hacemos la evaluación, qué queremos mejorar: ¿Se busca mejorar la conversión? ¿Determinar el % de mortalidad? ¿En qué categoría de animales?
  2. Diseño experimental adecuado. Es importante evaluar el número de repeticiones suficientes, con animales homogéneos en peso, edad, raza, sexo, etc. y aplicando técnicas de aleatorización. Evaluar un número adecuado de repeticiones permite medir cuán reproducibles y confiables son los resultados obtenidos. Para definir el número suficiente de repeticiones y el tamaño de muestra se realizan análisis de poder estadístico antes de iniciar el ensayo.
  3. Grupo control. El grupo control es fundamental para poder interpretar correctamente los resultados del ensayo. Este grupo está compuesto por animales (o corrales, dependiendo del tipo de ensayo) que no reciben el tratamiento experimental, sirviendo como referencia comparativa para evaluar el efecto del tratamiento, por ejemplo, el efecto de una nueva dieta. El grupo control permite determinar si los cambios observados en los animales tratados se deben realmente al tratamiento experimental y no a otras variables externas.
  4. Variables bien medidas. De antemano es necesario saber qué variables se van a medir, cómo se van a medir (día, hora, frecuencia, cantidad) y quién será responsable por tomar las medidas establecidas, las cuales deben estar alineadas con el objetivo principal. Además, es fundamental que el equipamiento que se utilice en las mediciones esté calibrado y funcione correctamente.   Asimismo, el registro de los datos debe realizarse de manera idónea, para que los mismos sean confiables, completos y consistentes. Usar planillas simples, claras y digitales, si es posible. Además de los parámetros a medir, es importante que se registren todos los eventos e imprevistos que sucedan durante la evaluación: brotes de enfermedades, cambios de personal, problemas en el manejo ambiental, y todo lo que pueda influir en el desempeño y que se considere relevante.
  5. Estadística sólida. No se puede mejorar lo que no se mide correctamente. El análisis estadístico permite diferenciar tendencias de efectos reales.

El valor de un ensayo bien ejecutado

  • Permite tomar decisiones basadas en datos confiables, no en suposiciones o percepciones.
  • Aporta evidencia concreta sobre el efecto real de una dieta, suplemento o manejo.
  • Ayuda a optimizar recursos, mejorando eficiencia y resultados productivos.

El riesgo de hacerlo mal

Un ensayo mal diseñado puede ser más perjudicial que no hacer nada: puede llevar a conclusiones erróneas, introducir sesgos o incluso encarecer la producción con decisiones equivocadas.

Uno de los errores más comunes en la ejecución de un ensayo a campo es la falta de seguimiento. Se deja el ensayo “en piloto automático” sin controlar que todo se mantenga igual salvo el tratamiento. Muchas veces se menosprecia el efecto que puede llegar a tener algún evento sobre el resultado, llevando a que aparezcan desvíos que invalidan el diseño original.

Conclusión

Hacer un ensayo no es solo hacer una prueba: es una herramienta para aprender, ajustar y decidir con fundamento. Es una herramienta imprescindible para avanzar con solidez y eficiencia. En un contexto de márgenes ajustados y demandas crecientes por calidad y sostenibilidad, la evidencia bien generada es la diferencia entre “creer que funciona” y “saber que funciona”.

M.V. PhD Valeria Artuso – Investigación y Desarrollo, Nutrifarms

valeria.artuso@nutrifarms.com.ar   

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